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Manuel Delgado Barreto nació el 27 de septiembre de 1879, en San Cristóbal de La Launa, Tenerife. Desde muy joven se consagró al periodismo fundando un Ateneo Literario y dirigiendo la revista Gente Nueva y el periódico La Opinión. En 1901 se instaló en Madrid, ocupando el puesto de Redactor Jefe de El Globo, pasando posteriormente a La Correspondencia de España, donde utilizó el seudónimo de “Taf”.
Intervino en la vida política, siendo diputado por la circunscripción de Tenerife en las elecciones de 1914 y 1919 y miembro de la Asamblea Nacional Consultiva de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera, como Jefe Provincial del partido Unión Patriótica. Dirigió varios periódicos, entre los que cabe citar Las Provincias, de Madrid; La Acción; y Bromas y Veras.
Su fama en el campo del humorismo se debió a haber fundado y dirigido periódicos satírico-políticos que obtuvieron un gran éxito, tales como El Mentidero; y Gracia y Justicia. Desde septiembre de 1925 hasta abril de 1936 dirigió el diario La Nación, que fue órgano de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, e instrumento propagador de los principios de la Unión Patriótica. En febrero de 1933 fue nombrado Director del efímero semanario El Fascio, donde colaboraron, entre otros: Rafael Sánchez Mazas, Juan Aparicio López y el mismo José Antonio Primo de Rivera, y que fue prohibido por el gobierno de la república, al ser presionado por los partidos de izquierdas, temerosos de que las tendencias políticas de su línea editorial tuviesen eco en nuestra nación. Durante la segunda república se convirtió en el principal portavoz de las doctrinas del Bloque Nacional.
Atacó duramente la política de la CEDA y, especialmente, a José María Gil Robles, a quien no consideraba adecuado para capitanear la solución que necesitaba España. En la campaña electoral de febrero de 1936, mostró su absoluta disconformidad con el modo en que se estaban llevando las negociaciones, y aunque hizo llamamientos a que se votase íntegra la candidatura contrarrevolucionaria, advirtió que la desunión traería pareja la derrota en las urnas. Tras esta ‘profecía’ se dedicó a cargar las culpas contra Gil Robles y a hacer llamamientos y alusiones que dejaban ver un deseo de sublevación nacional. Tras la victoria del Frente Popular, en febrero de 1936, siguió en su puesto hasta el cierre del diario La Nación, tras sufrir un incendio en marzo. Fue su combatividad contra la república por medio de su satírica pluma lo que le llevó a la tumba. Estuvo casado con Feliciana Arozena Quintero.
Después del Alzamiento Nacional, el 20 de julio de 1936, fue detenido, por orden del Alcalde de Carabanchel, por los milicianos rojos frentepopulistas, junto a policías, en su domicilio de Carabanchel y luego conducido al reformatorio de Santa Rita, posteriormente a la Dirección General de Seguridad y de allí a la cárcel Modelo de Madrid, donde permaneció hasta el 5 de noviembre en que se recibió en la prisión orden de traslado a otro penal, desapareciendo en dicho traslado y dándosele por muerto transcurrido el plazo legal sin tener noticias de su paradero.
Según Rafael Casas de la Vega, en su obra El Terror. Madrid 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas (1994), Manuel Delgado Barreto fue sacado de la cárcel Modelo en la madrugada del día 4 de noviembre en una saca organizada y ejecutada por el miliciano socialista, miembro de las milicias ferroviarias, “apellidado Vergara y de mote «Papá Pistolas»” teniendo como lugar de la muerte las cercanías del Cementerio de Rivas-Vaciamadrid. Se le puso su nombre a una calle en La Laguna.