Manuel García Morente, escritor católico y Presbítero

   
PPG – FNFF 
 
 
Manuel García Morente nació en Arjonilla, Jaén, el 22 de abril de 1886. Su padre fue Gumersindo García Corpas, Médico Oculista. Estudió en Granada y en Bayona, y se licenció en Filosofía y Letras en París. Posteriormente, realizó estudios en Berlín, Múnich y Marburgo. Se Doctoró en 1911 en Madrid. Fue Profesor en la Institución Libre de Enseñanza, y el 23 de mayo de 1912, con veinticuatro años de edad, ganó la Cátedra de Ética en la Facultad de Filosofía de la Universidad Central de Madrid.
 
   En 1930 fue nombrado Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo ministro Elías Tormo y Monzó. Fue Decano de la Facultad de Filosofía, hasta que fue cesado por la república y luego suspendido como Catedrático. El 28 de agosto de 1936, contempló horrorizado cómo unos milicianos rojos frentepopulistas sacaban de su domicilio a su yerno para asesinarlo. Amenazado de muerte, huyó a Francia y llegó a París el 2 de octubre de 1936. El día 23 escribía al General Dávila para ponerse al Servicio de la España Nacional y, al liberarse Madrid, fue repuesto en su Cátedra.
 
   Fue un magnífico Profesor Universitario y, también, un gran traductor al español de obras de filósofos alemanes, como: Emmanuel Kant, Gottfried Wilhelm Von Leibniz, Edmund Husserl y Oswald Spengler.
 
   Entre sus obras originales, destacan:  en 1916 un comentario a la conferencia que Bergson pronunció en la Residencia de Estudiantes; en 1917 La filosofía de Kant; en 1923 un primer artículo, en el segundo número de la Revista de Occidente, que acababa de impulsar José Ortega y Gasset, de quien García Morente siempre se sintió discípulo aunque tuvieran prácticamente la misma edad, donde se presenta la obra de Spengler que estaban comenzando a difundir en español: Una nueva filosofía de la historia, ¿Europa en decadencia? .
 
 Con Xavier Zubiri y José Ortega y Gasset
 
   Viudo, asesinado el marido de su hija mayor, como «Mártir de la Cruzada», esperando en un triste cuarto parisino a que puedan llegar desde Madrid sus hijas y sus nietos, le sucedió lo que luego denominó «hecho extraordinario» y que motivó su conversión al catolicismo, durante la noche del 29 al 30 de abril de 1937, mientras escuchaba La infancia de Jesús de Berlioz
 
   «He aquí que un día, después de llorar mucho, en la soledad de mi cuarto, sentí un profundo consuelo que descendía sobre mí: una paz como intemporal y eterna envolvía mi alma y una especie de voz interior, muy suave y cariñosa, me invitaba a confiar en la bondad infinita de Dios. Recordé entonces, una por una, las oraciones de mi infancia, que, sin yo darme cuenta, empezaron a fluir de mis labios. Acudió a mi mente la imagen bendita de Nuestro Señor Jesucristo, llamándome como llamaba y llama siempre a todos los que sufren y lloran para darles el consuelo inefable de su divina palabra y de su amor inextinguible.»
 
   Ingresó en la Abadía Benedictina de Ligugé, cerca de Poitiers, y decidió su vocación sacerdotal. En julio de 1937 marchó a Argentina, donde fue Profesor en la Universidad Nacional de Tucumán. El 4 de junio de 1938, embarcó hacia España y al llegar inició inmediatamente su formación como Seminarista con los Monjes de Poyo, en Pontevedra.
 
   El primer día de 1941 celebró su primera Misa como Presbítero católico, teniendo ocasión de suministrar la Comunión a su hija religiosa, profesa en el Convento de la Asunción, en el que precisamente él ejercía las funciones de Capellán. Ese mismo mes fue nombrado Consejero de la Hispanidad, del Consejo de la Hispanidad, creado por ley 2 de noviembre de 1940.
 
   El nuevo Sacerdote mantuvo sus clases en la Facultad de Filosofía y Letras. Dedicó sus últimos años a escribir los ensayos que reunió en el libro Idea de la Hispanidad, habiendo asimilado también la filosofía tomista. Entre sus escritos inéditos se encuentra la traducción de las cinco primeras cuestiones de la Suma Teológica. Falleció en Madrid, el 7 de diciembre de 1942.