Pensamiento de Franco. El ánimo de transformación y justicia. Una vida española más alta

Cuando recorremos los campos y las tierras de España pensamos muchas veces que antes que nosotros otros políticos y otros gobernantes recorrieron los mismos lugares, los valles y las montañas y que sin duda, pasaron por los pueblos sin vibración, con un conformismo o, al menos, inactividad ante sus miserias, sin dolor ante los montes despoblados, que muestran en sus cumbres y laderas las caries de sus peñas; frente a esas tierras resecas que están pidiendo  a gritos el agua que las fecunde; delante de tantos chicos abandonados a un mísero porvenir, escasos de escuelas y faltos de trabajo, sin centros de formación profesional ni oportunidades para salidr de su situación. Era, sin duda, la fría administración la que pasaba, pero sin una reacción viril, con un conformismo suicida, sin sentir un fervor. Aquellos hombres y aquella vieja política estaban vacíos de contenido. Y para que esto se acabe para siempre, para que la Nación se transforme y las injusticias se corrijan, es necesario que exista una política, que los hombres se pongan al servicio de ella, que sientan fervor en sus corazones, indignación ante las cosas malas y se entusiasmen con ideales y cooperen a encuadrar a la Nación para que ésta marche directa, recta y continua por el camino de su grandeza. 

(15-VI-1958: Castellón de la Plana.) 


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