Pensamiento de Franco: El Movimiento y la ordenada representación y concurrencia de criterios.

En la hora de culminar el ciclo de nuestras previsiones de futuro no podía faltar la ordenación correspondiente al Movimiento Nacional que estableciese no sólo su papel y funciones en el conjunto de las instituciones, sino también, sus atribuciones específicas y su mecanismo funcional. Resulta claro que en toda gran empresa política, a la comunión de la doctrina ha de sumarse una cierta organización si de veras queremos que tal empresa sea promotora y renovadora del curso de los hechos nacionales. Sólo así quedan atendidas las dos vertientes que el Movimiento ofrece ante el presente y garantiza ante el porvenir: la estricta fidelidad a los Principios Fundamentales y la participación de la sociedad toda en la vida política mediante la ordenada representación y la concurrencia de criterios. Las ideas deben debatirse, porque en el diálogo surge sobre la buena fe de todos, el remedio que coincide con la solución precisa y, al tiempo, con la unidad, la autoridad y la continuidad del sistema dentro del orden que hemos logrado.

Tal concurrencia y contraste de pareceres constituye la clave íntima de nuestra auténtica e indeclinable libertad, con la cual surge por cauces orgánicos la participación ordenada del pueblo en la vida pública y en las decisiones del Poder. Así hemos logrado un Movimiento abierto a todos, pero atento a un orden y al servicio de unos Principios. Que no sólo no combate a la democracia, sino que la realiza, y que respeta a las nuevas urnas; en ellas se contiene, a través de la voluntad popular expresa, parte no pequeña de nuestra realidad política. El Movimiento se convierte así en el intérprete de la voluntad nacional profunda, que jamás debe confundirse con lo que se llama generalmente opinión pública, cosa epidémica y de naturaleza mudable que, por ser casi siempre emocional, es sólo el termómetro que mide una circunstancia efímera y febril. Por el contrario, la opinión pública verdadera responde a motivaciones profundas, y debe estar protegida de la acción de los demagogos, de los panfletarios e incluso de aquellos que interpretan a su modo doctrinas que en su mayor parte no están hechas para la sociedad secular. Hoy se trata de compartir un impulso comunitario de vida, y, respetando al individuo, rechazar las veleidades del individualismo anárquico.

 

Francisco Franco Bahamonde

(28-XI-1967: Inauguración del XI Consejo Nacional del Movimiento. Madrid.)


Publicado

en

por