Pensamiento de Franco: El Mercado Común y la corriente integradora  

 

La vida moderna de las naciones no permite ya el aislamiento. Necesitan comerciar con el exterior e intercambiar los productos. Por eso cualquier acuerdo o variación que afecte a sus mercados ordinarios repercute en el desarrollo de su vida económica y hay que tenerlo presente. Nuestro mercado principal es el europeo, y por ello todo acontecimiento económico en este área afecta directamente.  

El que ante las grandes concentraciones humanas de Oriente y Occidente las naciones europeas traten en lo económico de unirse y racionalizar su economía es natural y conveniente, aunque no sea fácil, pues incluso entre las naciones del mismo nivel industrial se les presentan grandes dificultades, ya que no sólo necesitan salvar sus intereses recíprocos, sino también el de su comercio e intercambios con otras naciones que quedan fuera del Mercado Común. En esto, como en todo, la realidad se acabará imponiendo sobre las quimeras. Son dos cosas distintas lo de la O. E. C., que comprende a las principales naciones europeas, y otra el Mercado Común, que sólo afecta a seis entre ellas. El caso de la O. E. C. está claro y hacia él marchamos. Lo del Mercado Común es todavía prematuro el pronunciarse. De todas maneras, hay una corriente y una elevación de los pueblos de Europa a la que tenemos que incorporarnos de acuerdo con nuestros intereses, en la interpretación de los cuales existe una completa unanimidad.  

Francisco Franco Bahamonde

(1-V-1959: Declaraciones al Director de «Pueblo».)  


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