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Si contemplamos el panorama económico español, en el último año no ha podido ser más satisfactorio. La recuperación ha sido un hecho. El índice medio de la producción industrial se ha aumentado en este año en más de un diez por ciento respecto del anterior. Las producciones básicas en particular experimentan un notable impulso. Así, la energía eléctrica ha aumentado en un 13,6 por 100; la producción de acero, un 14,8 por 100, y la de Cemento, un 14,3 por 100. El desempleo, ya escaso en nuestra Patria, se ha reducido en un 6,7 por 100 respecto del año pasado. El coste de la vida ha permanecido prácticamente inalterable. La cotización de la peseta en las principales Bolsas extranjeras permaneció estable. Nuestro signo monetario, cuya convertibilidad fue decretada el 18 de julio de este año, goza de alta estima en el exterior, y los organismos internacionales realizan operaciones con nuestra divisa lo mismo que con cualquier otra moneda fuerte. Frente al déficit crónico en nuestra balanza de pagos se ha obtenido este año un amplio superávit, que nos ha permitido cancelar los créditos del Fondo Monetario Internacional y que las reservas de nuestras divisas alcancen una cifra doble de la que España tuvo en sus mejores tiempos. Este saneamiento económico y financiero, sin precedentes en nuestra Patria, ha repercutido en forma favorable en el crédito público, tanto interior como exterior. La afluencia de los capitales procedentes del extranjero en los diez primeros meses de este año registra una entrada líquida de capitales en las Bolsas españolas que rebasa los 2.300 millones de pesetas, a los que hay que añadir las inversiones directas de capital extranjero para la instalación de empresas o modernización de industrias españolas, que en lo que va de año asciende a 4.300 millones. Todo ello, unido al signo favorable de nuestra balanza de pagos, nos ha permitido este año importar bienes de equipo por valor de 21.000 millones de pesetas, con lo que se dará un gran impulso al ininterrumpido proceso de industrialización del país. El pequeño ahorro ha experimentado, igualmente, un gran incremento, pues el montante de las Cajas de Ahorro pasa de 80.350 millones, en diciembre de 1960, a rebasar los 90.000 millones en el año actual. Esta gran mejora de nuestra situación económica, que se refleja en los presupuestos aprobados por las Cortes de la nación, y que son un exponente claro de nuestro resurgimiento, repercute ya en los sectores más débiles y necesitados. Aquel lema de nuestro Movimiento: «Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan», se hace realidad a través de los fondos nacionales de igualdad de oportunidades, de protección al trabajo y de asistencia social, a los que el Estado destina en los nuevos presupuestos 2.900 millones de pesetas, exponente claro de la decidida política social del Régimen. Para la revisión de las pensiones a las clases pasivas ha llegado también la justicia de nuestra Hacienda, al dedicarlas 2.600 millones, que aliviarán la situación económica de 200.000 familias de funcionarios públicos que el Estado no puede abandonar en su infortunio.
Francisco Franco Bahamonde
(30-XII-1961: Mensaje de fin de año.)