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Gregorio Marañón y Posadillo nació en Madrid, el 19 de mayo de 1887. Fue un destacado Médico Endocrino, además de Científico, Escritor e Historiador. Realizó su formación de postgraduado en Alemania como discípulo de Ehrlich, en cuyo laboratorio hizo investigaciones quimioterápicas. Se especializó en Endocrinología.
En 1911, comenzó a trabajar en el Hospital General de Madrid. Fue Catedrático de Endocrinología y ocupó puestos relevantes: Fundador del Instituto de Patología Médica, Presidente del Instituto de Endocrinología Experimental, Miembro de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de las Ciencias, Nacional de Medicina y de las Bellas Artes de San Fernando.
Fue el único Médico español que conoció personalmente al padre del psicoanálisis Sigmund Freud, en casa Marie Bonaparte, y uno de los pocos Biólogos apreciado por los primeros psicoanalistas. Según Marañón, la mayor contribución de Freud a la Medicina fue restaurar una perspectiva humanística.
En 1931, fundó el Instituto de Patología Médica y resultó elegido diputado para las Cortes Constituyentes republicanas. Sobre la Cruzada Nacional de Liberación, declaró: «Hube de comparecer dos veces ante las checas, una de ellas presidida por una mujer, en las tapias de la Casa de Campo; otra vez me llamaron a declarar en el llamado tribunal popular. En el mes de noviembre… el Comité Obrero había prohibido la reedición de uno de mis libros porque en una de sus páginas se leía esto: “Yo, que he sido siempre liberal, gracias a Dios”».
En unión de su familia, logró huir a Francia en un Destructor inglés que le recogió en Alicante la Navidad de 1936. Su único hijo varón se alistó en el Ejército Nacional, y Gregorio Marañón escribió al historiador del arte José Pijoan Soteras: «El mío está en el Frente con Franco, claro». El gobierno republicano destituyó a Marañón de todos sus puestos.
El 15 de diciembre de 1937 publicó en la Revue de Paris su famoso ensayo Liberalismo y comunismo con esta tesis principal. «Que la España roja que hoy todavía lucha, es, en su sentido político, total y absolutamente comunista, no lo podrá dudar nadie que haya vivido allí sólo unas horas».
Por entonces escribió Marañón a Menéndez-Pidal: «Si los rojos (ahora y siempre comunistas rusos) ganaran, yo no volvería jamás a España».
Y pocos días después añade: «La dictadura; no tenemos derecho a quejarnos de ella, pues la hemos hecho necesaria por nuestra ayuda estúpida a la barbarie roja».
Este es el juicio que le inspira la llamada democracia republicana: «Asco, asco, asco infinito, definitivo. ¡Pensar que el ministro de Justicia, Oliver, tiene trescientos años de condenas sobre su cabeza, por delitos vulgares!».
Y comentando la respuesta de Franco a Roosevelt, escribe a Menéndez Pidal: «Da gusto oír la voz de España con dignidad».
Y en el otoño de 1937 confiesa en una carta a Ramón Pérez de Ayala: «Tenemos tal fe en que la Causa Nacional es la Causa de España, que la mantendría con todas sus consecuencias».
En suma, Gregorio Marañón fue un exiliado en la España republicana y un intelectual al que los hechos convirtieron en solidario de la España del Alzamiento Nacional del 18 de julio. Regresó a España en 1943. En 1945 se resolvió la cuestión de su reincorporación para ejercer la docencia de la Endocrinología. En 1946 fue nombrado Vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Entre sus obras literarias, destacan: Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930); Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932); Raíz y decoro de España (1933); Las ideas biológicas del Padre Feijoo (1934); Vocación y ética (1936); El Conde-Duque de Olivares: la pasión de mandar (1936); Tiberio. Historia de un resentimiento (1939); Don Juan. Ensayo sobre el origen de su leyenda (1940); Luis Vives. Un español fuera de España (1942); Ensayos liberales (1946); Antonio Pérez (1947); Españoles fuera de España (1947); Cajal. Su tiempo y el nuestro (1950); El Greco y Toledo (1956); Juan Maragall y su tiempo (1963); Expulsión y diáspora de los moriscos (2004). Marañón tuvo gran interés por el envejecimiento y puede ser considerado como uno de los fundadores de la Gerontología en España.
Estuvo casado con Dolores Moya y Gastón de Iriarte, y tuvieron tres hijas y un hijo: Carmen, Belén, María Isabel y Gregorio, Marqués de Marañón. Falleció en Madrid, el 27 de marzo de 1960.