La Sección Femenina del SEU, por Pilar Pérez García

 
 
 
 
María del Pilar Amparo Pérez García (Pituca)
Historiadora 
 
 
 

       Es muy importante tener presente que hasta el año 1930 casi no existía representación femenina dentro de la Universidad Española, pero ya en 1952 nos encontramos con una población universitaria femenina de 8.000 estudiantes con tendencia a aumentar de forma vertiginosa y que representaba entonces el 10% de la población estudiantil. En donde más dominaban numéricamente era en la Facultad de Filosofía  y Letras; después, estaba igualada la representación femenina y masculina en Farmacia y Ciencias Químicas, mientras que en las Escuelas Especiales la presencia femenina era excepcional.     
 
      El 29 de octubre de 1933 asistieron al acto fundacional de Falange Española, en el Teatro de la Comedia, cinco muchachas jóvenes: Pilar Primo de Rivera y su hermana Carmen, sus primas Inés y Dolores y una amiga de ellas, Luisa María Aramburu, y ese día nació la Sección Femenina pues esa mañana, como siempre dijo Pilar Primo de Rivera: “Tomé la decisión de entregarme a la Falange con todas mis fuerzas”.
 
   Cuando el 2 de noviembre, fundada Falange Española, las cinco mujeres acudieron a inscribirse,  fueron rechazadas al ser mujeres y muy jóvenes. En un primer momento no parecía que tuviesen cabida en el Movimiento recién nacido, antipartido y concebido para una lucha tensa, pero se las instó para que se afiliaran al recién nacido SEU, Sindicato Español Universitario. Pilar, Inés y Dolores así lo hicieron, militando de esta manera en el SEU, por disposición de José Antonio Primo de Rivera, siendo así las primeras mujeres falangistas. El nacimiento de la Sección Femenina como tal, fue en junio de 1934, cuando empezó la persecución contra la Falange y se tomó la decisión de crear, todavía dentro del SEU, una Sección de mujeres con un cometido específico: realizar las labores de propaganda, con menos riesgos que asumían los muchachos, porque aún existía, por aquellos años, cierto respeto a la condición femenina. De todas formas, estas mujeres, realizaron antes y durante la Cruzada, acciones verdaderamente heroicas.     
 
   En diciembre de 1934, en vista de la importancia que iba teniendo la Sección Femenina, se acordó reorganizarla independizándola del SEU y pasando a depender directamente de la Secretaria General de la Falange, como las demás Secciones del Movimiento, aunque siempre hubo una vinculación con el SEU, no sólo porque la Sección Femenina nació en su seno, sino porque en entendimiento y acción siempre fueron y estuvieron unidos. Este vínculo con el SEU lo expresó Pilar Primo de Rivera en el discurso que dio al recibir la beca de Colegial de Honor en el Colegio Mayor “José Antonio” de Madrid:
 
Todo el mundo en su vida tiene algunos huecos no cubiertos, alguna parte de su vocación frustrada, y en mí quizá sea ésta la de no haberme incorporado a la edad en que me correspondía a la luz de la Universidad. Por otro lado, en la primitiva Falange, la Sección Femenina y el SEU éramos una misma cosa, figurábamos en los mismos ficheros todas como estudiantes y, como tales, miembros del Sindicato; compartíamos nuestra vida de riesgos y esperanzas con las Centurias y los Grupos de Medicina, de Derecho, de Filosofía. Las Banderas del SEU las hacíamos nosotras, los emblemas del SEU los bordábamos nosotras; sólo ya cuando la organización fue creciendo es cuando oficialmente nos separaron. Pero aquella primera unión y la vocación intelectual en muchas de nosotras ha dejado para siempre unos hilos subterráneos que nos unen en todas las coyunturas”.     
 
   Desde la creación del Sindicato Español Universitario, SEU, el 21 de noviembre de 1933, la mujer formó parte de él, al entrar y participar activamente, desde sus comienzos, algunas chicas como:
 
-Clotilde Salazar Salvador, hermana del que sería Jefe Nacional del SEU, Alejandro Salazar, asesinado posteriormente por los rojos en Paracuellos del Jarama.
 
-Justina Rodríguez de Viguri, primera mujer afiliada a las JONS, perteneciente al Sindicato Femenino de las JONS creado en el curso 1933/34 en la Facultad de Filosofía. Cuando el 12 de febrero de 1934 se acordó la unificación entre JONS y FE, se inscribió en FE de las JONS junto a otras dos Jonsistas: Carmen Rico y María Dolores Galvarriato. Justina fue la primera Delegada de la Sección Femenina del SEU, redactó el reglamento propio del SEU Femenino y fue Jefe de la Primera Escuela de Mandos de la Sección Femenina de Málaga.
 
Mercedes Fórmica Corsi, gran abogada y defensora de los derechos femeninos toda su vida, fue en su tiempo una de las tres únicas abogadas de Madrid, Fue Delegada Nacional del SEU Femenino en 1936 y miembro de la Dirección de la Falange. Llegó a ser una gran escritora en periódicos y revistas e, igualmente, publicó muchos libros, destacando: A instancia de parte; Monte de Sancha; La hija de Juan de Austria; Escucho el silencio; y Visto y vivido. Añadir que utilizaba el pseudónimo de Elena Puerto para la novela rosa.     
 
   Otras mujeres, que también destacaron y que muchas fueron Mandos de la Sección Femenina, muy unidas, de todas formas al SEU, fueron: Pilar Anadón, que confeccionó casi todos los textos de Formación de la Sección Femenina, Parusa Nieto, Cheli Valcarce, Vicky y Pilar Lago, Magüi de León Llorente, sin olvidar a Carmen Werner, Teresa Lóring, Belén Landáburu, la mismísima Mercedes Sanz Bachiller y tantísimas otras, que colaboraron de manera sobresaliente con el SEU. Desde el principio existió dentro del SEU una representación femenina de dos universitarias como miembros de la Junta Consultiva del Sindicato.     
 
   Tras la Revolución de octubre de 1934, el gobierno de la República pretendió convertir los sindicatos de estudiantes en organizaciones deportivas. Los Seuístas concurrieron a las elecciones para los puestos de dirigentes de tales organizaciones, que eran únicas en cada Facultad. Unos lo hicieron abiertamente, como Alejandro Salazar, Eduardo Ródenas y Justina Rodríguez de Viguri, que coparon los puestos directivos en la Facultad de Letras y otros, sin manifestarse como tales, lograron otros dos puestos, por lo que el SEU consiguió la mayoría en el Consejo de Dirección. En estas elecciones, destacaron igualmente Mercedes Fórmica en la Facultad de Derecho y Carolina Zamora en la de Medicina, ambas en Madrid. En 1935, Justina Rodríguez de Viguri y Mercedes Fórmica se incorporaron al Consejo como miembros de pleno derecho. La primera ponencia fijando la misión de la mujer falangista en la Universidad, redactada conjuntamente por ambas, fue leída por Mercedes Fórmica.     
 
   Al crecer el papel de las Organizaciones Femeninas dentro de Falange se decidió crear una Sección Femenina en el SEU. Justina Rodríguez de Viguri fue su Jefe Nacional y fue también la encargada, junto a María Dolores Galvarriato, de representar a las estudiantes falangistas en el II Congreso Nacional de Sindicatos de diciembre de 1935.
 
   Tras la aprobación de los Estatutos del SEU, por Decreto del Caudillo del 21 de noviembre de 1937, se perfiló como tal la Sección Femenina del SEU y se presentó su misión dentro del Sindicato en el Consejo Extraordinario del SEU celebrado en El Escorial en 1940, encuadrándose dentro de ella a todas las alumnas de Facultades Universitarias, Escuelas Especiales de Grado Superior y de Peritajes, Cursos Superiores de Conservatorio, Bellas Artes y Profesores Mercantiles.
 
   La Organización Femenina del SEU, como Regiduría Central de la Sección Femenina, no se organizó hasta después de la  Cruzada, y funcionó a caballo entre la Sección Femenina y el SEU propiamente dicho. A partir de 1944, la Sección Femenina del SEU quedó definitivamente acoplada y estructurada, quedando vinculada:
 
– Al SEU para cumplir cuanto se refería a su fin universitario profesional.
 
– A la Sección Femenina del Movimiento, en lo que se refería a la formación de la universitaria como mujer y como española, tarea encomendada por Decreto a la Delegada Nacional de la Sección Femenina.
Fuente: http://www.elche.me/imagen/sindicato-espanol-universitario-seu
 
   Antes de que la Sección Femenina consiguiese la promulgación de la Ley de Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, la Sección Femenina del SEU tuvo como tarea fundamental el realizar un Servicio Social Universitario para la formación y posterior ayuda a las camaradas que se encontraban con grandes dificultades para ejercer sus carreras. La Sección Femenina del SEU asumió la misión de formar a la mujer española universitaria, de representarla ante las autoridades y ante el SEU y ayudarla, sobre todo, económicamente.
 
   Para ello disponía de varios medios que se complementaban entre sí:
 
-Instituciones: Colegios Mayores, promovidos entre la Sección Femenina y el SEU, en los cuales llegaron a alcanzar verdadero prestigio bajo mandos tan responsables como los de Pilar de Balle y de Conchita Pérez Zalabardo, en la Almudena; en Salamanca, Carmen Moreno; en Valencia, Conchita Rodríguez; en Valladolid, Lolita de la Peña; en Santiago, María Luisa Rodejas…; Hogares universitarios, bibliotecas y residencias para universitarias, albergues y campamentos con dos o tres turnos cada verano.
 
-Organismos: Ayuda Universitaria, Intercambio cultural, Formación Profesional.
 
-Actividades formativas: Servicio Social, Cursos, Seminarios, Educación Física, Prensa, Murales, Emisiones de Radio, Exposiciones, Canastillas, Coros y Danzas, Teatro Español Universitario (TEU), en el que se iniciaron multitud de actores y actrices, luego muy conocidos, aunque una gran mayoría ocultó en la transición su pertenencia al TEU, que los formó como actores y personas. Cosas del chaqueterismo que estuvo en boga.
 
-También proporcionaba mandos o profesorado a la Sección Femenina, además de ayudar a la incorporación de las camaradas a Círculos Culturales Universitarios, que a veces era algo difícil de conseguir. Además realizó una campaña de extensión cultural en zonas rurales dirigida por  Chely Valcarce, regidora del SEU, consistente en organizar durante el verano un mes de enseñanzas generales a semejanza de lo que hacían las Cátedras Ambulantes, consiguiéndose realizar unos cuarenta cursos. Para conseguir todos los fines, se celebraban en el Castillo de la Mota cursos de formación cada dos años, Seminarios Nacionales sobre la problemática de la Universidad, mesas redondas en los distintos Distritos sobre la situación de la mujer y las dificultades que encontraba para situarse, reuniones de estudios en la Granja-Escuela de Las Rozas, reuniones en San Rafael para universitarias de toda España…     
 
   La estructura de la Sección Femenina del SEU estaba formada: a nivel nacional, por una Regidora Central del SEU, dependiente directamente del Jefe Nacional del Sindicato, quien la nombraba a propuesta de la Delegada Nacional de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera. En los Distritos existía una Regidora de Distrito, propuesta por la Regidora Central y que necesitaba del conforme del Jefe de Distrito. En los primeros años, esta Regidora tenía el nombre de Delegada, con su correspondencia en todos los Distritos. La organización interna de la Jefatura seguía las pautas de evolución de la estructura de funcionamiento del SEU, y era considerablemente más sencilla que la de la organización puramente masculina.     

   Fueron miles y miles las mujeres que, anónimamente, entregaron todo su trabajo y esfuerzo por ayudar a sus semejantes en todo tipo de actividades. Por poner un ejemplo de todas ellas, podemos nombrar a Sara Barranco Soro, que fue también una mujer adelantada para su tiempo, escritora, poetisa, periodista, actriz de teatro y cine, con el pseudónimo Sarah Demaris, que ayudó muchísimo en el SEU, donde desempeñó puestos de Servicio, al igual que en la Sección Femenina. Realizó importantes acciones durante la Cruzada, como por ejemplo el organizar un viaje a la Roma de Mussolini. En verano de 1937 fue la Directora de la Expedición de la Sección Femenina a Roma, para realizar diferentes entrevistas con el fin de recabar ayuda de todo tipo para nuestra Nación en guerra. El colofón del viaje fue una audiencia con Benito Mussolini, que había invitado a dicha expedición a pasar unos días en Italia y a recibir noticias directas y vividas de la Cruzada Española. A dicha expedición, que salió de Sevilla, se unieron Adriano del Valle, Ernesto Giménez Caballero, Manuel Díaz Crespo y César González Ruano entre otros muchos personajes, poetas y escritores relevantes. Fueron días de alegría, en lo que todo fue hablar de España y de proyectos preciosos. Todos iban triunfales en el viaje, y Adriano del Valle iba, en palabras de César González Ruano: “Triunfal, con un mono arbitrario, como un héroe del aire, lleno de Flechas y de Águilas”. El viaje lo hicieron en un barco trasatlántico italiano Ospedale, con cientos de camaradas. Se realizaron las citadas entrevistas con gran éxito para nuestra Patria, pues se consiguió el envío de alimentos, telas, libros, papel, y cantidad de cosas necesarias para la Sección Femenina  y el SEU.       
 
      El 5 de abril de 1965 se firmó el Decreto de supresión del SEU. Su desaparición no fue seguida de ningún intento de establecer una Asociación Universitaria. La Sección Femenina sufrió un duro golpe, pero siguió atendiendo, aunque con bastante dificultad,  los problemas universitarios a través de la nueva Regiduría Central de Estudiantes y Graduadas. Después de la muerte de Franco aparecieron una gran pluralidad de sindicatos y fuerzas políticas hostiles que llevaron a la desaparición de la Sección Femenina en 1977. Entonces se creó la Asociación “Nueva Andadura”, que intentó salvaguardar los valores de la Sección Femenina con gran dignidad. Esta Asociación desapareció definitivamente en 2008.  
 
 
 
BIBLIOGRAFIA  
 
-Falange Española Tradicionalista y de las JONS, La Sección Femenina, historia y organización, Madrid, 1951.
-Pérez García, María del Pilar Amparo “Pituca”, Conversaciones con el Ausente y otros temas…, Trabajo sobre la Sección Femenina, Ediciones Nueva Repúblic, . Molins de Rei, Barcelona, 2006.
-Primo de Rivera, Pilar, Recuerdos de una vida, Ediciones DYRSA, Madrid,1983.
-Suárez Fernández, Luis, Crónica de la Sección Femenina y su tiempo, Asociación Nueva Andadura, Madrid, 1993.