Onésimo, por Pilar Pérez García

 
Mª del Pilar A. Pérez García (Pituca)
 
Onésimo Redondo Ortega nació en Quintanilla de Abajo, hoy Quintanilla de Onésimo, Valladolid, el 16 de febrero de 1905. Se le conoció como el “Caudillo de Castilla”. Nació en el seno de una familia de propietarios agrícolas. Cursó el Bachillerato en el colegio vallisoletano de Nuestra Señora de Lourdes. Obtuvo por oposición una plaza de Administrativo en la Delegación de Hacienda de Salamanca, y estudió Derecho en la Universidad de Salamanca, licenciándose en 1926.    
 
   Tras terminar sus estudios universitarios se trasladó de nuevo a Valladolid para preparar la oposición al Cuerpo de Abogados del Estado, a la que se presentó sin éxito en 1927. Este mismo año, gracias a la mediación de Ángel Herrera Oria, director del diario católico El Debate, obtuvo una plaza como Lector de español en la universidad de Mannheim, Alemania, concretamente en la Escuela Superior de Comercio. Regresó a España en octubre de 1928.    
 
   Hay que resaltar que Onésimo era un católico convencido. Inició en España su carrera política como líder del Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja, llamado Sindicato Remolachero. En 1929 cumplió su Servicio Militar en Valladolid. Y durante esta época conoció a Mercedes Sanz Bachiller, con la que contrajo matrimonio el 12 de febrero de 1931. Inicialmente vinculado al movimiento de Acción Católica, se distanció de esta organización por considerarla anclada en el liberalismo burgués.    
 
   Tras la proclamación de la II república, el 14 de abril de 1931, fundó en agosto de ese año un grupo político denominado “Juntas Castellanas de Actuación Hispánica”, JCAH, que rechazaba el sistema llamado democrático liberal y propugnaba la acción directa como medio para la conquista del Estado.    
 
   En junio de 1931 fundó la revista Libertad, que fue el principal órgano de expresión de su movimiento, y en la que publicó varias soflamas contra el marxismo y el capitalismo burgués. En noviembre de 1931 su organización se fundió con la que lideraba Ramiro Ledesma Ramos, quien editaba la revista La Conquista del Estado. Resultado de esta fusión fueron las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, JONS, que adoptaron como emblema el yugo y las flechas que antaño eran el anagrama de los Reyes Católicos: Yugo, Isabel; Flechas, Fernando.    
 
   Las JONS, cuyos estatutos se aprobaron oficialmente el 30 de noviembre de 1931, estaban dirigidas por un triunvirato central formado por Onésimo Redondo Ortega, Ramiro Ledesma Ramos y Francisco Jiménez Román, más tarde substituido por Antonio Bermúdez Cañete. El objetivo de este nuevo movimiento, declaradamente social, nacional y contrario al liberalismo y al marxismo, era la creación del Estado Nacionalsindicalista.    
 
   Como método de acción propugnaban la acción directa, y rechazaban el sistema electoral, por considerarlo liberal-burgués y corrupto. Y aunque Onésimo Redondo Ortega había sido antes, en su época de Acción Católica, partidario de la monarquía, en 1931 no se oponía a la república como forma de Estado. El órgano principal continuó siendo Libertad, en el que por estas fechas Onésimo Redondo Ortega publicó una traducción comentada del famoso libro Los Protocolos de los sabios de Sión.    
 
   En 1932 tomó parte en la fracasada sublevación del General José Sanjunjo Sacanell. Y para evitar ser detenido, cruzó la frontera y se exilió en Portugal, primero en Curia y después en Oporto. Desde el exilio impulsó la publicación de Igualdad, un nuevo semanario Nacionalsindicalista, que apareció el 14 de noviembre de 1932, y al que Onésimo Redondo Ortega envió, desde su exilio portugués, numerosos artículos políticos. En abril de 1933 creó, junto con Ramiro Ledesma Ramos, una nueva revista, JONS, como órgano se su movimiento.    
 
   En octubre de 1933 regresó a España y volvió a instalarse en Valladolid. Decidió presentarse candidato a las elecciones legislativas del 19 de noviembre de 1933, pero a última hora retiró su candidatura para evitar perjudicar a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), que lideraba José María Gil-Robles.    
 
   El 4 de marzo de 1934, en un acto celebrado en el Teatro Calderón de Valladolid, las JONS se fusionaron con Falange Española, el movimiento de José Antonio Primo de Rivera. Falange Española de las JONS, quedó bajo la dirección de José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos y Julio Ruiz de Alda, con lo que Onésimo Redondo Ortega pasó a un segundo plano, aunque dedicó especial atención al Sindicato Español Universitario, SEU. Onésimo llegó a ser el Jefe de la Falange de Castilla. Y cuando en 1935 Ramiro Ledesma Ramos se separó, Onésimo Redondo Ortega, finalmente, optó por permanecer en Falange Española.    
 
   Para entender estos acontecimientos hay que recordar que fueron años de turbulencia y de fundación, de proselitismo y de milicia, de sacrificio y de persecución, de clandestinidad y de encarcelamiento, de ilusión y esfuerzo, de esperanza y anuncio de muerte. El 19 de marzo de 1936 fue detenido en Valladolid. Durante su reclusión permaneció en contacto epistolar con José Antonio Primo de Rivera, también encarcelado.    
 
   El 25 de junio de 1936 fue trasladado a la cárcel de Ávila, de la que fue liberado el 18 de julio al iniciarse el 17 de julio de 1936 la Cruzada de Liberación Nacional. Se dirigió a Valladolid, donde se puso a la cabeza de un grupo armado de falangistas que marchó hacia Madrid y combatió en el Alto de los Leones.    
   El 24 de julio de 1936 Onésimo Redondo Ortega, con dos camaradas, llegó en automóvil al pueblo segoviano de Labajos, que creía Zona Nacional. Según parece identificó erróneamente como falangistas a militantes anarquistas de la CNT, Confederación Nacional del Trabajo, de la Columna Mangada, por el parecido de sus banderas, y murió acribillado a balazos.    

   El entierro de Onésimo Redondo Ortega fue acompañado, por una multitud impresionante, hasta el Cementerio Provincial de Valladolid y, según se recoge en El Norte de Castilla el 26 de julio de 1936:
 
“Nadie recuerda en Valladolid un acto más emocionante que el entierro de Onésimo Redondo. Diríase toda la emoción de estos días concentrada en el recuerdo de un hombre que realizó el máximo esfuerzo humano para preparar los acontecimientos históricos que estamos viviendo”.    
 
   El Régimen del 18 de julio lo convirtió en uno de sus héroes y lo consideró lo que era: Mártir de la Cruzada. En el lugar de su muerte, en las afueras de Labajos, existe un monumento conmemorativo en el que los falangistas hacen cada año una ofrenda floral. Y el lugar de su muerte está marcado con una pequeña lápida, en una de las calles externas del pueblo. A título póstumo el Caudillo le concedió el título de Conde de Labajos.    
 
   El 25 de julio de 1961 se inauguró, en el Cerro de San Cristóbal de Valladolid, un monumento a su memoria.    
 
   Principales escritos: Traducción y comentarios de Los Protocolos de los Sabios de Sión (1932); Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla (fragmentos de artículos periodísticos y discursos políticos, Valladolid, 1937); El Estado Nacional (Valladolid, 1938); Obras Completas, en dos volúmenes (Madrid, 1954-1955) y Textos políticos (Madrid, 1975).