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El Movimiento Nacional fue desde sus orígenes evidentemente social, y no podía ser de otra manera, porque precisamente el abandono y las injusticias sociales constituyeron el fermento de las revoluciones y de nuestra decadencia. La explotación de lo social, la superchería de lo popular, la recluta de los insatisfechos, era en la vieja política lo que nutría aquellas luchas inciviles, aquellas batallas intestinas, aquellas divisiones y pasiones que iban surgiendo poco a poco a la Patria en el agitado mar del comunismo y de la miseria.
Esta inquietud social fue destacada e inscrita en nuestras banderas desde los primeros días del Movimiento. Y entre todas aquellas inquietudes ocupó el primer plano el de la casa con aquella primera ley de la Fiscalía de la Vivienda. Estábamos a principios del año 37 cuando se decretó su estable-cimiento, ante la necesidad de conocer la realidad de las casas salubres e insalubres de la nación, que nos trajo la desagradable sorpresa de comprobar que el 25 por 100 de las casas españolas eran totalmente insalubres e incapaces de reforma, y que otro 25 por 100 necesitaba de gastos importan-tes para ponerlas en condiciones de salubridad. O sea, que mientras estábamos combatiendo, mientras luchábamos por la victoria, ya nos inquietábamos por este grave problema y considerábamos que sería estéril nuestra victoria si no establecíamos los jalones de un orden social que nos permitieran forjar aquella Patria mejor, aquella España que había concebido José Antonio, que estaba en la mente de todos los españoles y que cristalizaba en el Movimiento Nacional.
Francisco Franco Bahamonde
(18-VII-1959: Madrid.—Entrega de viviendas.)