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El sacrificio de Calvo Sotelo y el Alzamiento Nacional
España entera siente y comparte la emoción de estos momentos en que rendimos homenaje a la memoria, siempre presente en nuestros afanes, de quien fue protomártir de nuestra Cruzada. Las grandezas de la Patria se han levantado siempre sobre el sacrificio generoso de los héroes y de los mártires que con su sangre escribieron las páginas imborrables de la historia, que son ejemplo y estímulo para las generaciones que les siguen. Héroes y mártires constituyen los fuertes eslabones que forman la cadena de nuestra historia, que aseguran la unidad y la continuidad de nuestra nación. La muerte de Calvo Sotelo por los propios agentes encargados de la seguridad fue la demostración palpable de que, rotos los frenos, la nación se precipitaba vertiginosamente en el comunismo. Ya no cabían dudas ni vacilaciones: el asesinato, fraguado desde el Poder, del jefe más destacado de la oposición, unió a todos los españoles en unánime y ferviente anhelo de salvar a España. Sin el sacrificio de Calvo Sotelo, la suerte del Movimiento Nacional pudo haber sido muy distinta. Su muerte alevosa venció los naturales escrúpulos de los patriotas, marcándoles el camino de un deber insoslayable; por ello, Calvo Sotelo vivirá estrechamente unido al Movimiento Nacional.
Francisco Franco Bahamonde
(13-VII-1960: Madrid.—En la inauguración del Monumento a Calvo Sotelo.)