Pensamiento de Franco: La Iglesia, el Estado y la Paz española

 

En ese sentido se ha inspirado la política nacional en relación con el problema religioso. La propia confesionalidad de nuestro Estado nos obliga a mirar el futuro libres de prejuicios y con un perfecto conocimiento de cuáles son los derechos que limitan el ámbito entre el poder temporal y el espiritual. La iglesia católica y el Estado constituyen dos poderosas fuerzas vitales que coinciden en el propósito de promover la perfección del hombre y su bienestar espiritual y material. Sus finalidades no pueden contradecirse, porque ello produciría una lamentable crisis social. El respeto recíproco las libertades de cada una de estas sociedades soberanas es la garantía de una armónica colaboración en las finalidades conjuntas que ambos persiguen. Pero lo que no puede hacer un Estado es cruzarse de brazos ante determinadas actitudes de carácter temporal asumidas por algunos eclesiásticos. El Estado se opondrá a cuantas interferencias de su soberanía le lleguen con finalidades perturbadoras de la sana convivencia entre los españoles. En último término lo que nosotros deseamos es la consolidación de la paz cristiana dentro de nuestras fronteras y contribuir con ello a la gran empresa de la pacificación del mundo. Por eso quiero deciros cuánto agradezco ese cotidiano plebiscito que me dais de trabajar por España con el esfuerzo anónimo, callado y profundo que realizáis en el taller, en la fábrica, en el laboratorio o en la cátedra, cumpliendo como un honor el trabajo de día.

A vosotros, los que trabajáis en los más apartados rincones de la geografía española o del extranjero, a los que creéis que vuestro denuedo es ignorado, quiero llegue hoy con mi pensamiento de aliento y de esperanza para el año próximo, mi reconocimiento emocionado por la manera abnegada y tenaz con que estáis fraguando el futuro. Que el Señor colme de venturas vuestros hogares y haga que vuestra vida alcance los frutos de ese bienestar que, como hijos ejemplares de la Patria, os merecéis.

La firmeza y fortaleza de mi ánimo no os faltará, mientras Dios me de vida, para seguir rigiendo los destinos de nuestra Patria.

 

Francisco Franco Bahamonde

(30-XII-1971: Mensaje de fin de año.)


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