Pensamiento de Franco: Política social de inspiración católica

Desde los primeros días de nuestra contienda, empezamos a construir nuestro edificio social inspirados en los principios de aquella encíclica papal de León XIII, la «Rerum novarum», plena de doctrina. Incluso fuimos más lejos de lo que en ella se establecía. Nos manda la Iglesia santificar las fiestas; nosotros creíamos desde el primer momento que no cabía plena santificación sin jornal, y así establecimos los salarios de los domingos; que no cabía la conservación de la familia si no disponía de un hogar salubre. Y por eso empujamos la construcción de las viviendas; que no era posible la existencia de la familia numerosa si no se bendecía el hogar con el salario familiar. Y surgieron todas las disposiciones y todas las leyes que protegen a la familia. Y aun esto no nos bastaba: necesitamos la extensión de la cultura, que la cultura llegase a todos los lugares y a todos los rincones de la Patria, que no se perdiese ninguna inteligencia por falta de medios. Y hemos llegado en este año a dedicar 1.200 millones de pesetas, todo el importe del impuesto sobre la renta, para becas de estudios y aprendizaje para las clases menos dotadas. Es decir, que cuando llegan a nosotros las voces de los Pontífices en la magnífica encíclica «Mater et magistra», de Juan XXIII, la recibimos con alborozo, porque veníamos caminando hacia ella desde hace veinte años. Y estos mismos días en las Cortes Españolas fue aprobada una ley de gran trascendencia moral para los trabajadores españoles: la de coparticipación en los Consejos de Administración de las Empresas, esto es, la elevación de nuestros obreros, que conozcan los problemas de la Empresa y que se sientan solidarios de ella. Sé que hemos echado sobre vosotros una grave responsabilidad, confiados y seguros de que habréis de responder a ella con la hombría de bien y con la caballerosidad que en todas las ocasiones habéis demostrado.

Francisco Franco Bahamonde

(17-VII-1962: Madrid. Gran San Blas.)


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