Pensamiento de Franco. Revolución efectiva y duradera sin algaradas románticas

El Régimen español, que desde sus orígenes se definió a sí mismo como revolucionario, no ha ocultado en ningún momento esa tendencia de aspirar a conseguir una profunda modificación  de las condiciones de vida que imperaban en España anterior a 1936. Pero las revoluciones para ser efectivas y duraderas no pueden basarse exclusivamente en un cambio de estructura política, sino que necesitan apoyarse en modificaciones sustanciales en las condiciones económicas y distribución de la riqueza. Y este proceso requiere un período de tiempo que será  más o menos largo, según las circunstancias de toda índole que vengan a influir en el transcurso de la propia evolución.

Ahora bien, una revolución de este tipo, si debe producir fruto perdurable, habrá de ser pensada y organizada con serio supuesto teórico técnico de legislador y con arreglo a un esfuerzo mantenido de toda la sociedad. En el mundo moderno, con la complejidad de problemas que se derivan de la estructura económica, no son ya posibles las clásicas revoluciones románticas que pretendían mejorar las condiciones de un pueblo con una simple alargada callejera. Las revoluciones de hoy deberán ser el producto de la conjunción de los hombres responsables que aspiren a la mejora social  y de las técnicas que pongan al servicio del ideal revolucionario sus conocimientos.

Una nueva estructuración de la propiedad y de la producción agraria, unas modificaciones fiscales y una más directa participación del sentido social en los beneficios de la producción o incluso en la distribución, significará un avance decisivo en el camino de la revolución nacional que el Estado español se ha propuesto realizar.

(30-XII-1963: Mensaje de fin de año.)


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